Tan solo quisiera volver a los 10, sentarme como aquella niña de cara angelical y mirar a todos los otros niños jugar. Pensar que nada podría ser mejor que estar sentada bajo esa sombrilla cuando el cielo anuncia una fuerte tormenta. Si fuera esa niña no tendría que pensar en otras posibilidades, tan solo en lo que es mi vida como niña de 10 años. Pensándolo bien, ¿en qué pensaba media década atrás? Nunca se deja de ser uno, pero es mentira que no cambiamos... a cada momento estamos cambiando: mejoramos nuestro carácter, dejamos de hacer ciertas cosas, las personas consumen más de nuestro tiempo, tenemos un sentido más espiritual de la vida, comenzamos a tomar decisiones importantes. En fin, irremediablemente cambiamos y dejamos de tener la mentalidad de una inocente niña de 10 años y comenzamos a pensar como un no tan inocente adolescente de 15.
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