lunes, 27 de junio de 2011

El Valle del Tetero

Son muchos los caminos que te llevan a un mismo lugar y son muchas las formas de llegar. Donde nunca me imaginé, me encontré. Por un momento a la montaña dejé vencer. ¿Qué hacía yo en esos senderos? ¿Demostrar que puedo hacer algo cuando ni yo misma creía?

Cuando tan solo eres tú y la montaña, te olvidas de las apariencias. Te caes, te cansas, disminuyes el paso y ahí sigue la montaña, mostrando su lado enemigo.

¿Qué hacer? ¿Qué sentir? No se vale mirar hacia atrás. Caminar, ¿qué más? Sin saber qué encontrar. Y aún habiendo recorrido el camino antes, es como si lo hicieras por primera vez.

¿Rendirse? ¡Jamás! No se puede dar vuelta atrás. No es una caminata que haces por los demás. Es caminar por ti, es caminar para demostrarte que puedes, es lograrlo para sentirte realizado.

Es el precio que pagué por una recompensa mayor. La montaña me mostró su lado amigo, me regaló sus reconfortantes aguas y no ocultó la luz de las estrellas entre sus malezas.

Me descubrí a mi, descubrí otra realidad; y aunque fueron varios los caminos, llegué a un mismo lugar. Fue un encuentro personal y de nada me arrepiento.

Tal vez no lo entiendas ahora. Tan solo camina y elige tu camino.

2 comentarios:

  1. Muy completo tu escrito, como analisis de aquellos dias vividos me doy cuenta que captaste la esencia del verdadero motivo del viaje al valle :)

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