Dejar nuestros errores en el pasado y aceptar que aprendemos de ellos es lo que nos hace crecer y nos convierte en personas más sabias.
Quien nunca ha tropezado con una piedra simplemente no conoce el camino.
Aquellos que han andado los senderos de la vida han tropezado las suficientes veces como para aprender de cada caída.
Según vamos viviendo el presente descubrimos como éramos en el pasado.
Todos en algún momento cambiamos, ya sea para bien o para mal, con los años nos volvemos más cultos pero también nos damos cuenta de cuanto nos falta por aprender.
La vida tiene un ritmo, el cual es mejor no apresurar, las cosas sucederán en el momento correcto.
-GNC, 2008
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