Y pronto uno se da cuenta que lo indispensable no era tan indispensable y que fácilmente uno se equivoca.
Descubro también que fallamos, nos equivocamos y nuestras decisiones duelen. Duelen, nos fortalecen, todo en un sinergismo perfecto. Lo necesitamos. Es un sentir que edifica. El vacío por llenar, las preguntas, el sentirse humano. Sí,esa espiral de emociones que nos recuerda lo que somos. Nos distrae, nos regresa a nosotros, nos saca de la rutina, del hacer mecánico, nos vuelve persona.