Este es uno de esos días en los que me pongo a pensar sobre qué decidiré al final y si podre vivir con esa decisión. Estoy decidida, o he jugado con mi mente para que así lo considere, que la medicina es para mí. Sé que para nada me espera un cuento de hadas pero es lo más significante que encuentro podría hacer: aprender el arte de sanar.
Aunque no sé cómo me haré cuando tenga que pasar horas sentadas en un consultorio. ¡No aguantaría eso! Tanta pasividad me hace vomitar. Digamos que ese sería mi primer problema.
Mi segundo problema sería elegir la especialidad. No tengo ni la más mínima idea de qué exactamente me llama más la atención. La cirugía tal vez, pero nunca he estado en un quirófano. Quisiera poder mezclar la práctica con la investigación, la pasividad con la actividad, serlo todo a un mismo tiempo.
Adentrada en esta enredadera de ideas escribí este poema por si me decido por Oncología.
THE C WORD
¿Seré yo la de las malas
noticias?
La que acabe con las sonrisas de
muchas familias
No quiero borrar lo que significa
la esperanza
No quisiera ser la primera en
pasar el cáliz amargo
El dolor de una madre y un padre
Provocado por la lenta muerte de
un hijo
Tan vulnerable me sentiría y se
sentirían ellos
Tan solo retrasando lo que se ve venir
¿Qué mal o bien han hecho los pequeños
Para que se les cargue con una
cruz tan pesada?
Y sus cortas vidas que apenas
empezaban
Un día de buenas a primera se
apaga
En total desconocimiento, sin
anticipo alguno
Quizás yo manche de gris el cielo
de la ciudad
Con unas pocas palabras de
desconsuelo
Con la frase que nadie quiere oír
Pero si así lo decidiera, no
podría callar
Y mi corazón que por cualquier
cosa llora
¿Qué será de él?
¿En serio podría yo ser la de las
malas noticias?
Ciertamente, no sé…